martes, enero 17, 2006

Donde fueres...


Niñitas y niñitos

Lamento no haber podido escribir antes, pero tuve un accidente en un dedo de la mano del cual me recupero. De hecho no debería estar escribiendo, pero yo no le hago caso a los matasanos, me basta con ir a la botica y que me receten algo como Agua de las Carmelitas y punto. Eso sí, el dedo lo tengo con alambres, metales y puntos, me lo armaron de nuevo.

Bueno, dentro de mi ilógica, seguí mi viaje al sur, partí desde Concepción y me dirigí a Pucón (aún no entiendo por qué), siguiendo los consejos de unos lolos macanudos con mochila que me encontré en la Terminal de Buses, y que me pidieron dinero, así que nos fuimos a comer unos huevos revueltos con queso y tomamos el bus. Me separé de ellos y busqué un Hostal, uno lindo lleno de turistas, pensé ilusamente que el tiempo tranquilo del sur me permitiría terminar algunso escritos que les tengo ganas hace tiempo (mucho tiempo).

No pude, esta ciudad es infernal, todos los días fistas, alcohol, mujeres y drogas. Se parece a Woostock, pero de estilo Chimbarongo... yo, obviamente me arranque de eso, pero de las brasas caí a las llamas. Fui tan imbécil que me parapeté en el Casino, así que aprovechando eso jugué unas fichitas en las máquinas, las cuales perdí y me dio la tincá de subir al salón de juegos. Todo muy lindo, mujeres de piernas largas que se me acercaron coquetonamente y me dieron una tarjeta como de crédito, pero que a larga sólo me da el título de "Perdedor Frecuente" o "Perdedor Identificado". Con la tarjetita comencé a pasearme por las mesas y hubo una que llamó la atención, La Ruleta, muy linda y todos apostaban fichas de colores, yo de chico aprendí que "donde fueres haz lo que vieres" así que tiré algunas y gané... sí gané!!!!, el entusiasmo y el recién descubriemiento de mi ludopatía me obligaron a estar asi toda la noche apostando y perder hasta mis calzoncillos largos. Al final pude arrancar... malditos del Casino... no! chiquillos no se metan a esos antros, que son como el infierno, son puras tentaciones y sufrimientos. A mala hora fui, me arrepiento Señor, acoraza a tu siervo!!!!!!!!!!!

Bueno, les escribo mañana u otro día, es que me duele el dedo y el Casino ya abrió.

El viejito ludópata

miércoles, enero 04, 2006

En la cama... y el fantasma


Mis niñitos

Tengo que darles mis más sinceras disculpas por no escribir en este último tiempo. La verdad es que llegué a Chile entre Navidad y Año Nuevo, pero un poco enfermo así que hice cama (a todas las edades las cama es buena). Luego de eso me llamó mi amigo Juan, un escultor que se radicó en el verdadero sur de Chile, contándome que venía al norte, a Concepción... casi todo es norte para él; así que quedamos de juntarnos en esa ciudad, además provechaba de comprarme un chalón nuevo, el otro se me quedó en Buenos Aires o Rafaela... no lo recuerdo. Llegué a Concepción el lunes y mi compadre llega hoy, así que tenía tiempo para visitar algunas viejas amistades (comprenderán que todas son viejas), pasando por el Teatro Concepción me entero que el martes exhiben "En la cama" y me animo para ver esas leseras de cabros chicos jugando a hacer cine. El cine estaba lleno, repleto, pero no me importó porque es un cine que me gusta mucho, como los de antes, como los verdaderos; platea baja, platea alta y balcón... y números de bronce en la butacas, como debe ser.


Cuando comenzó la película di un salto tan grande que quedé como tres filas más atrás, cómo se le ocurre (pensé yo) partir con gemidos y gemidos, los lolos coléricos gritaban, especialmente cuando apareció desnuda esa chiquilla, Blanca Lewin. Yo estaba a punto de pararme e irme cuando comenzó el diálogo, qué lindo!, así comenzaron a desaparecer los cuerpos y quedó en el aire un silencio profundo y contemplativo. Yo me fui sumiendo en mi asiento, y me reí mucho cuando la chiquilla bailaba y con los análisis de la relación películas->personas que hacía el protagonista (Bruno creo que se llamaba).

La actuaciones me parecieron convincentes y sobre todo honestas, toda la película es honesta... eso es lo más valioso, no hay grandilocuencias o payasadas del cine chileno postdictadura, donde intentaban poner en una producción la historia de la filosofía griega, algo horrible y pernicioso. Algún mozalbete escribió un catálogo que nos entregaron a la entrada, en él escribe a propósito de Blanca Lewin: "A veces pensamos en ella como la Helena Bonham Carter chilena..." ¡¿Cómo se le ocurre!?, colérico de moledera, esa mujer, la inglesa podrá tener actuaciones memorables como en "Hamlet" de Zeffirelli, en el "Planeta de los Simios" de Burton o en "Poderosa Afrodita" de Allen, pero cortemos el payaseo, en otras ha pecado de artificial, de suspiros forzados y pestañeos abúlicos (muy inglesa, por cierto)... en cambio, la Lewin tiene un actuación honesta en todas sus películas y/o puestas en escena que he tenido la suerte y el ánimo de ver... y eso es lo importante (evidentemente es buena actriz además). Logra entrometerse en uno, te traspasa con el personaje, es creíble... no señor, ese mocoso, el que escribe, no tiene idea.

Ayer, al final de la película vino lo peor, cuando Bruno descubre los partes de matrimonio en la cartera de Daniela... se me cayó el mundo, recordé a la Dorita, hace muchos años tuvimos una relación, si bien no fue en un motel fue muy parecida; ella se casaba en 3 días más y yo fui su recreo, se casó un día viernes a las 4 de la tarde y estuvo conmigo hasta las 12.00 horas de ese mismo día. Me costó 2 años más o menos reinventarme para olvidarla, al menos eso creí hasta ayer. Lloré... hace tiempo no lo hacía.

Hoy estoy, en vestíbulo de un hotel de Concepción, escribiendo esto, pensando en la Dorita y en las décadas que han pasado; y no recuerdo su rostro, y lo intento, pero me aparece Daniela, el personaje de la Lewin... al fin y al cabo ella es como la Dorita. Hoy pensaba escribir algo alegre, pero la tristeza me ha invadido... definitivamente las camas no son buenas para todos.