El inicio de mi viaje a la Argentina

No hay respeto!!

Siempre parto diciendo eso, ya me está dando urticaria, pero es verdad, ¡ya no hay respeto!. Llegué a Buenos Aires en un avión todo lujoso y esas cosas, desde que escape del asilo me doy mis gustos, sólo Primera Clase. Pero por esas cosas del destino quedé más tieso que el cadáver de mi tío Lucho cuando vi que no habían azafatas, sino que azafatos, o a mí me tocó al mala suerte. Cómo es posible?!!

Un joven educado, pero hombre!!, así no se puede, pa' peor el muy mozalbete inexperto me sirve un whisky con hielo!!!, se pueden imaginar? los pobres tipos de las destilerías se pasan 6, 12, 18 ó 24 años intentando sacarle el agua al alcohol y viene ese colérico, con aros en las orejas, y le pone dos cubos de hielos o de agua que es lo mismo. No señor, le dije, yo soy hombrecito, yo tomo como John Wayne. Así que me lo cambió.

Ya iba mal del cuerpo con el mocoso ese, pero vino lo peor... intentó cambiar mi chalón. Sí niñitos, "MI CHALÓN!!", por una de esas frazadas sintéticas con marca de línea aérea. Ahí me entró lo del roto chileno y le dije: mire niño usted no manosee este inmaculado chalón que me lo compré en 1975 en la Casa Ramos de Concepción (siempre los encargo allá). Y el chico se rió en mi cara, ahí armé la casa de huifa e intenté hablar con el chofer de la payasá, pero no me dejaron... en un santiamén me avisaron que me volviera a sentar ya que aterrizaríamos, fue más rápido que yegua de trilla el viaje, no alcancé ni comerme un par de huevos duros que llevaba pal camino.

Al final llegué, espero tomar un taxi luego y me voy pa Palermo donde mi compadre Nano.
Seguro en la noche salimos a un malón a mover el esqueleto, unos tanguitos no me vendrían mal... después les cuento.

El che vejete.